Hasta el 8 de noviembre de 1989, cuando cayó el muro de Berlín,
Europa había estado dividida desde 1945 en dos bloques. Este ciclo se
conoce como la Guerra Fría y supuso la existencia de un duopolio para
repartirse la hegemonía mundial EEUU y la URSS, los dos grandes
vencedores de la II Guerra Mundial se repartieron el mundo y se
enfrentaron a lo largo de 40 años. Pero hacia mediados de los años 80,
la URSS empezó a tener problemas (no pudo soportar la Guerra de las
Galaxias que le impuso Reagan y no disponía de presupuesto suficiente
para responder, su cadena de alianzas defensivas, el Pacto de Varsovia,
estaba muy debilitada por la defección polaca, sus tropas estaban
empantanadas en la guerra de Afganistán y, para colmo, el sistema
comunista se había esclerotizado.
A partir de la caída del muro de Berlín y de la victoria de las
tropas norteamericanas sobre Irak en la guerra de Kuwait, hicieron que a
partir de 1989, con la URSS derrotada, se entrara en un nuevo período:
del “bilateralismo” de la guerra fría, se pasó al “unilateralismo” que
abarcó desde 1989 hasta 2007, este es el período dorado del “imperio
americano”, pero también de la globalización.
Sin embargo, a partir del inicio de la crisis de las subprime en 2007
empezó a percibirse que la globalización generaba un sistema económico
mundial desequilibrado muy sensible a cualquier pequeña alteración y
asimétrico en cuanto a sus resultados. Por otra parte, a partir del año
2000 empezaron a aparecer actores políticos regionales (Brasil, Irán,
India) no considerados hasta entonces, fenómeno que se unió al emerger
de Rusia como potencia reconstruida tras la catastrófica gestión de
Boris Eltsin y a la consolidación de China como superpotencia.
Estos acontecimientos coincidieron con la agudización de la crisis
norteamericana que se dejó traslucir por sus 12 billones de dólares de
deuda externa, su incapacidad militar para vencer en Irak y Afganistán,
la financiarización creciente de su economía, el aumento de la pobreza
y, especialmente, por la aparición de minorías étnicas que rompían el
monopolio cultural anglosajón (especialmente, hispanos).
En el momento de escribir estas líneas, todo induce a pensar que se
ha alcanzado hace tiempo el límite del “unilateralismo” y que nos
encaminamos a un ciclo histórico en el que el “multilateralismo” será la
regla. Y en esta circunstancia es preciso que tengamos claro qué somos,
lo que somos, quienes son nuestros aliados y cuál debe ser nuestra
política interior. Por eso, cuando nos dicen que E2000 carece de ideas
en política exterior, nosotros decimos, estas son nuestras ideas:
Consideramos que el “multilateralismo” es superior al
“unilateralismo” y al “bilateralismo” inmediatamente anteriores, de la
misma forma que una banqueta es más estable apoyada en cuatro patas que
en una o que en dos. Por otra parte, la posición de ponerse a remolque
de los EEUU, es una postura absurda: los imperios no tienen “aliados”,
tienen “vasallos”. Pues bien, ésta ha sido la postura tanto de Aznar
como de Felipe González, como de Zapatero especialmente en su segunda
legislatura.
Queremos la independencia del poder imperial declinante de los EEUU.
Somos una nación soberana que está condicionada por su situación
geopolítica: país europeo situado en un extremo de Europa, puente con
América. Estamos anclados en Europa, tenemos frontera común con países
europeos y somos herederos de la cultura greco-latina y cristiana.
Nuestros vínculos con los países europeos son superiores a los que
tenemos con cualquier otro bloque geopolítico: somos Europa, sin
embargo, hay que matizar esta idea.
El tratado de adhesión de España con la UE se negoció mal y fue
lesivo para amplios sectores de nuestra economía. Fue el pago de Felipe
González a la socialdemocracia alemana por haberle reconstruido el PSOE
durante la transición. Se trata de renegociar este acuerdo. Sostenemos
un SI a Europa, pero un NO a esta Europa.
Otro tanto cabe decir de la OTAN: esta estructura no es más que una
alianza al servicio de los EEUU. Europa tiene hoy intereses muy
distintos a los de EEUU. Necesitamos unas fuerzas armadas eficaces
dentro de un contexto de defensa europea. Nos negamos a que nuestras
tropas participen en aventuras coloniales (Afganistán, Irak, etc.) en
donde no nos jugamos nada y en donde no existen intereses de defensa
nacional. El retorno de nuestros soldados de Afganistán, es urgente,
necesario e indiscutible y a la voz de ya y debe ir en paralelo a la
disolución de la OTAN en sus actuales circunstancias y a la formación de
una Comunidad Europea de Defensa.
En la actualidad algunos proyectos científicos son inviables sin la
cooperación de varios Estados. Sólo queda delimitar cuál es nuestro
marco geográfico: Europa, por supuesto. Europa es hoy relativamente
homogénea y culturalmente procede del mismo marco, por lo que sus
naciones están llamadas a cooperar. Sostenemos que la ruptura con la
globalización debe de protagonizarla Europa configurándose como un
bloque de poder político y económico emancipado completamente de la alta
finanza internacional y de los EEUU.
Sostenemos que “Europa” es un concepto amplio que abarca desde Lisboa
hasta los Urales y que ese bloque puede ser autónomo, coherente y
garantizar la independencia de cada una de sus naciones a condición de
someter al capital financiero internacional y a erradicar su poder.
La colaboración de Europa con América puede realizarse solamente a
través de España que debe de operar como puente entre ambos continentes
aprovechando el hecho de que nuestro idioma está hablando hoy por 450
millones de personas, incluso en los EEUU, en donde ya es idioma
mayoritario en algunas zonas.
Por otra parte, España debe de estar pendiente de lo que ocurra en
su entorno inmediato, especialmente en el Magreb. La política a adoptar
en esa dirección es simplemente de contención. Esa contención puede
realizarse a través del Mediterráneo y de establecer en ello uno de los
pilares de la defensa europea común.
En la actualidad, la política internacional parece algo alejada de
los intereses de las poblaciones. Sin embargo, no lo está. Una variación
en el precio del trigo repercute inmediatamente en la bolsa de la
compra. Es preciso tener en cuenta que la crisis económica internacional
introduce un factor de riesgo. El capitalismo tiene tendencia a salir
de sus crisis organizando guerras de destrucción masiva. En el momento
actual, algunos “señores del dinero” parecen empeñados en poner en
marcha los mecanismos de producción atizando un nuevo conflicto en
Oriente Medio, lo que constituiría la IV Guerra Árabe-Israelí. Ante esta
eventualidad, es preciso recordar que Europa no se juega nada esencial
en ese teatro de operaciones y que, por tanto, no es necesario tomar
partido ni por unos ni por otros.
El principio final a seguir en política internacional no puede ser
otro más que el de reconocer en la soberanía nacional el principal
baluarte y estímulo contra la globalización y reconocer que el gran
riesgo de los pueblos libres es precisamente el romper con la
globalización.
Y esta es precisamente la línea de E2000 en política internacional. A
pesar de que unas propuestas de este tipo serían extensas, hemos
intentado resumir en estas líneas, las posiciones esenciales que
contribuirían a crear una línea política internacional coherente y
aceptable, conveniente y decidida, para nuestro país.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario