El pasado 8 de octubre tuvo lugar en el hotel Astoria el III Congreso Nacional de España 2000 del que salió una nueva Junta Nacional compuesta por 30 miembros,
presidida por José Luis Roberto, con Rafael Ripoll como Vicepresidente y por José Antonio Ocio como Secretario General.
En la próxima reunión de esta Junta se procederá a dividirla en comisiones permanentes para lograr una mayor agilidad.
En este Congreso, la Ponencia Política presentada por Ernesto Milà, analizó la situación actual de la crisis económica realizando un diagnóstico pesimista sobre las consecuencias que traerá la persistencia en el modelo globalizador al que se ha llegado gracias a la preeminencia absoluta de la economía sobre la política y a la caída de nivel de la clase política (no sólo española sino internacional). España 2000 sostiene que solamente el final del proceso globalizador y el abandono de las doctrinas neoliberales son el instrumento imprescindible para remontar la crisis, siendo cualquier otra alternativa lesivo para las clases trabajadoras.
Así mismo, se considera que la ruptura con el modelo globalizador solamente puede realizarse para que sea efectiva- dentro del marco europeo y, por tanto, es preciso, no solamente dar un nuevo rostro (antiliberal, esencialmente) a la Unión Europea (esto es, refundarla sobre otras bases), sino renegociar el acuerdo de adhesión de España con este organismo (pues, no en vano, buena parte del origen de la crisis se debe al desmantelamiento de sectores enteros de la economía tras nuestras adhesión a la UE, desmantelamiento firmado alegremente por el PSOE como pago a la socialdemocracia alemana por haberle inyectado cientos de millones para su reorganización durante la transición.
Se juzga, así mismo, que el PSOE va a salir descalabrado de la convocatoria electoral del 20-N y, al mismo tiempo esto va a suponer el desmoronamiento de la columna de centro-izquierda sobre la que se mantiene la arquitectura constitucional española desde la transición. Así mismo, el hecho de que el PP acceda al poder no supone una garantía de salida de la crisis, sino la posibilidad cada vez más cierta de un agravamiento de las situación de las clases populares. El PP no ha enunciado un “modelo económico” y mientras esto no exista no habrá recuperación ni creación de empleo. Lo que implica que entre 2012 y 2014 se producirá una erosión creciente de la columna de centro-derecha, representada por el PP, la segunda sobre la que descansa la Constitución y el régimen nacido en 1978.
Esto, unido a que desde 2007, lo que inicialmente era una crisis económica, ha ido mutando, primero en crisis social (inapelable a la vista de 5.000.000 de parados y de un mercado laboral desbordado por la presencia de 6.000.000 de inmigrantes, más 1.000.000 más de inmigrantes naturalizados españoles) y en la actualidad en crisis política, cuyo primer despunte ha sido la reforma constitucional pactada por el PP y el PSOE y ordenada por Angela Merkel. Dicho de otra manera: no solamente nuestra economía está intervenida desde Bruselas, sino también lo está nuestra política.
La colisión entre crisis económica – crisis social – crisis política, más el desmantelamiento de la columna de centro-izquierda y el próximo fracaso del centro-derecha, hacen que las fuerzas que fueron preeminentes en 1978 para levantar el edificio constitucional, hoy ya no lo sean y la gran contradicción que se produce en 2011 es entre una población cada vez más asfixiada y angustiada y un sistema político incapaz de dar respuestas.
Los tres elementos que caracterizan a este sistema son: el haber permitido la entrada de 7.000.000 de inmigrantes completamente innecesarios para alimentar el modelo económico de Aznar basado en el ladrillo y que nos ha conducido a la parálisis económicos; la degeneración de la clase política española que tiene hoy en la corrupción a su elemento más característico, lo que ha generado una ruptura entre la “España real” y la “España constitucional”; y, finalmente, la crisis económica internacional que afecta con mucha más gravedad a nuestro país a la vista de que su estructura y modelo económico eran los más débiles.
El diagnóstico final es que el régimen nacido en 1978 no podrá soportar las tensiones que se avecinan entre 2012 y 2014 y corre el riesgo de entrar en colapso. Precisamente por eso es preciso:
- Abandonar el mito de la globalización y retornar al modelo de Estado-Nación dotado de soberanía especialmente en el terreno económico.
-Liberar a la política (esto es a la conducción de los pueblos en el camino de su realización) de la economía (territorio en el que el gran capital financiero internacional dicta sus leyes).
-Esto implica renovar no solamente el marco legislativo, sino forjar una nueva clase política capaz de ser el “cirujano de hierro” del que hablaba Joaquín Costa y aplicar el cambio histórico en la sociedad española que ésta precisa desde hace siglos.
Para ello es preciso agrupar a las fuerzas sanas del país, especialmente a los sectores identitarios y a los movimientos que aspiran a un nuevo marco constitucional capaz de aplicar políticas sociales avanzadas y de impulsar una renovación del patriotismo y de la defensa de la identidad nacional.
Tras la aprobación de la ponencia política y de la ponencia de estrategia se procedió a la reforma de los estatutos y a la propuesta de redacción de un reglamento interno, siendo elegida una nueva Junta Nacional compuesta por 30 miembros comprometida en asumir este combate en el período entre congresos. La cúspide de la organización está formada por José Luis Roberto como Presidente, Rafael Ripoll como Vicepresidente y José Antonio Ocio como Secretario General.
Tras leerse las adhesiones de partidos hermanos y de la ronda de tomas de palabra de los invitados al congreso, el presidente reelecto de España 2000, José Luis Roberto, en su alocución final resumió el sentir y los objetivos de la organización: “No somos ni de derechas, ni de izquierdas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba”.
Junta Nacional de España 2000
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